A PROPÓSITO DE… … LAS INTENCIONES DE LAS MISAS

Abrimos la “Agenda de Misas” para anotar los nombres de aquellos feligreses que desean que los sacerdotes ofrezcan Misas por sus intenciones en el año 2019.

La Santa Misa es la celebración del Sacramento en el que se hace realmente presente Jesucristo, reviviendo –con toda su plenitud y eficacia– el único Sacrificio de la Redención, realizado por Él en el Calvario. En la Misa se hace presente Jesucristo mismo en Persona, con las mismas intenciones que tuvo en su ofrenda en la Cruz y con la misma fuerza con que resucitó del Sepulcro. Por tanto, ninguna de nuestras intenciones o devociones puede agotar las intenciones y la fuerza con la que Jesucristo revive su Sacrificio redentor en el Altar. El valor de la Misa se lo da Cristo Vivo; pero los frutos que recibimos dependen del fervor y la disposición con que participamos en ella. La Misa no tiene más valor o eficacia porque nombremos más veces la intención por la que la ofrecemos.

Cada fiel puede participar en la Santa Misa uniéndose –como miembro de Cristo– con sus intenciones particulares a las intenciones de Jesucristo, siempre que coincidan con las del Señor, claro. Y, para eso, no haría falta encargar la intención al sacerdote. Pero el sacerdote, que celebra la Misa en nombre de Cristo Cabeza –y no como miembro– puede recibir el encargo y comprometerse a ofrecer la Santa Misa por la intención particular de algún miembro. Y puede ser en acción de gracias, en sufragio por sus difuntos, pidiendo gracias, etc. siempre en sintonía con las intenciones de Cristo. Así, el sacerdote que se compromete a ofrecer la Misa por las intenciones de un fiel concreto, puede recibir un estipendio o limosna por ese servicio.

Por supuesto, nadie podría ofrecer la Misa con intenciones contrarias a las de Cristo.

Al abrir la “Agenda de Misas” anotamos los nombres de los fieles que desean que los sacerdotes se comprometan a ofrecer algunas Misas por sus intenciones particulares.